martes, 28 de febrero de 2017

Variaciones en rojo


Mañana de martes feriado de carnaval, salgo a hacer las compras y veo a un reciclador de basura metido hasta la cintura en un contenedor. Está sacando papeles que alguien descartó, dejando que se apilen sobre el asfalto casi sin mirarlos. Hay revistas en diversos estados de conservación, muchas hojas sueltas, libros con el lomo desarmado, partidos al medio o sin tapas, pero algunos están todavía enteros. De pronto, reconozco uno. Es Variaciones en rojo, de Rodolfo Walsh. Supongo que quien lo habrá tirado no sabía qué era lo que tiraba a la basura, simplemente pensó que se estaba sacando de encima papeles viejos, tal vez ajenos, cosas para él sin valor, que necesitaba descartar de una vez para dejar paso a lo nuevo. Quien lo rescata, aún no sabe qué es lo que ha encontrado, está dedicado a sacar a la luz su hallazgo, para poder revisar lo conseguido cuando ya no haya más que rescatar. Por un segundo pienso en cruzar la calle, levantar el libro, hablar con quien esta a punto de ser su nuevo dueño, evaluar si me lo llevo, o al menos preguntarle si sabe quien es, incluso recomendárselo. Pero todo eso es literatura. La realidad de esta mañana de fin de febrero es que, a casi un mes de que se cumplan 40 años de su desaparición, hay un libro de Rodolfo Walsh tirado en la calle. Pero está tirado allí no porque haya sido descartado, sino porque alguien --sin saber aún lo que ha hecho-- lo ha rescatado de su destino.

jueves, 23 de febrero de 2017

Leiva, "La lluvia en los zapatos"


No entiendo esas miradas/ teníamos un trato

Hace tiempo que tenía una deuda con José Miguel Conejo Torres, más conocido como Leiva, rocker de Vallecas, que es el barrio del Aleti en Madrid, y que supo formar parte del dúo Pereza. Aunque leo por ahí que con Rubén Pozo sacaron como seis discos, nunca les presté mucha atencion. Me parecían unos Airbag, con mas rock que pop, pero no más que eso. Puro prejuicio, lo confieso, pero los dejé pasar sin culpa, incluso cuando empecé a notar --hacia el final, cuando empezaron a venir seguido y casi a hacerse locales-- que alguna que otra oreja amiga mas o menos confiable los nombraba no solo sin indiferencia, sino incluso sin desprecio. Después de la separación Leiva sacó dos discos como solista, pero recién consiguió entrar en mi radar cuando su nombre insistía en asomar con invitado en los discos de rock español que llamaban mi sincera atencion. Y no solo eso: los temas en los que aparecia en esos discos, generalmente eran los mejores. Comencé a preguntar directamente por él a quienes lo conocían personalmente, y las respuestas fueron siempre alentadoras. Así que prometí prestarle atención a su próximo disco solista, y acá estoy, escuchando su casi flamante --salió en la segunda mitad del año pasado-- Monstruos, su tercer opus, que incluye una balada dedicada a Buenos Aires, Palermo no es Hollywood, casi una respuesta directa a Benjamin Biolay. Y también este temazo que disfruta sin culpa mi parte rocker mas grasa --según algunos-- pero que me resulta particularmente vivificante. Yo me aburría de la chica que tenia entonces/ tú te vengabas de tu novio de siempre/ todo te hacía reír, arranca cantando Leiva, y ya estoy entregado a una canción heroica pero melancólica, en todo caso algo vengativa o saldadora de cuentas. Pero que siempre se mueve hacia adelante, con ese ritmo cuadradote y marchoso que tan bien le calza al rock español del mejor Sabina para acá. Por cierto, creo que escucharemos hablar de Leiva hasta en la sopa en estos días, fue el productor del inminente nuevo disco del buen Joaquín. Pero antes que suene casi al comienzo del Música Cretina de febrero, y tambien durante este mediodía agobiante de jueves. Leiva se merece que lo nombremos un poco solito y solo, confesando una y otra vez que no puede evitar notar, al igual que nosotros en esta ciudad hirviente, el universo en llamas, la lluvia en los zapatos.

domingo, 12 de febrero de 2017

La Costa Brava, "Justicia poética"


En el desierto no encontré/ ni espejismos ni mi sed

Supongo que una de las posibles definiciones de Música Cretina sería simplemente "cualquier canción de La Costa Brava". Porque no hay canción del grupo de Sergio Algora y Fran Fernández que no pueda sonar en cualquier no-programa. Desde su primer disco, los fui coleccionando todos, uno a uno. Un fanatismo que empezó siendo, debo confesarlo, una extensión del que siempre le profesé a El Niño Gusano, grupo al que me acerqué gracias al vínculo que me unió a Zona de Obras, revista afincada en Zaragoza, tierra niñogusana por excelencia. Ya lo he dicho por ahí: en mi breve paso por la ciudad a fines de los 90, tuve el honor de dormir rodeado de cajas llenas de discos de Grabaciones en el Mar, el sello local que editaba al grupo, y siempre me gustó pensar que esa noche mi sueño fue custodiado por la música de El Niño Gusano. Pero hay más: ese justo descanso nos lo ganamos luego de trasnochar en un bar llamado El Fantasma de los Ojos Azules, atendido por el baterista del grupo, Andrés Perruca, con el que pinchamos una y otra vez en una bandeja el disco que acababa de salir de los Teenage Fanclub, Grand Prix, y luego creo recordar que apareció Algora y algo más habremos bebido, incluyendo en la conversación también al hamster blanco que era la mascota del lugar. Como podrán ver, ya hay en este difuso recuerdo material suficiente como para alumbrar una canción del grupo que Algora formaría con Fran luego de la disolución del Niño. Hace poco finalmente llegó a mi casa el muy buscado Los idiotas prefieren la montaña (Xórdica), breve libro con el que Aloma Rodríguez, escritora y también moza del Bacharach, el bar de Algora, recuerda y despide al cantante, que falleció de pronto en el 2008, cuando aún no había cumplido 40 años. En el emotivo libro de Aloma, que me leí de una sentada, como si hubiese encontrado de pronto el agua necesaria para saciar una sed que ni siquiera sabía que tenía, me enteré que el delicado problema coronario que Algora arrastró durante casi toda su vida adulta, apareció a la altura del último disco del grupo y su posterior separación. El corazón le avisó a Sergio que estaba en problemas, y así se terminó el Niño Gusano y después de atravesar durante un tiempo el desierto finalmente encontró su Costa Brava. Siempre me gustó la música del Niño, mas que nada porque era uno de los pocos grupos del indie español de la época que porfiaba en cantar en castellano. Los demás lo hacían en inglés, algo absurdo --y sumamente snob-- en una tierra en la que todo se dobla y nada se subtitula. Hay algo de, justamente, justicia poética en que el socio de Sergio en su última cruzada musical haya sido Fran Fernandez, integrante del grupo más descarado de esos indies españoles falsamente anglosajones, Australian Blonde. Tengo todos sus discos, creo. Y también los del Niño --sólo me falta su primer disco, el mítico Palencia EP, si alguien quiere desprenderse de él, aquí tendrá un hogar--, pero no todos sus temas podrían ser parte de Musica Cretina. En cambio con La Costa Brava es algo que sucede casi naturalmente. Lo prueba el hecho de que en su primer disco tienen un hermoso cover traducido al castellano de los Flaming Lips. Y que el segundo está todo dedicado a versiones de grupos amigos. La esencia de Musica Cretina hecha grupo. Y dicho todo esto, solo me queda, primero, celebrar el libro de Aloma, que es una celebración de la vida y la obra de Sergio, y también del amor y la admiración que muchos hemos profesado por él. Tengo un par de mails que intercambié con Sergio cuando apareció Llamadas perdidas, el cuarto disco del grupo, y armé una nota de una paginita en Radar, y tal como Aloma confiesa en su libro que ha hecho con los suyos, no los he borrado, San Gmail los mantiene con vida. Supe de la existencia de Aloma cuando recibí como un mazazo la noticia de la muerte de Sergio, y lo despedí en otra página de Radar, una labor que atesoro con mucho cariño. Buscando información en las redes, descubrí lo que había escrito la entonces apenas moza, que reproduje en mi artículo. Supongo que eso que encontré entonces debió haber sido la semilla de este hermoso libro. Y en esta letanía entonces llega el momento de hablar de Justicia poética, el tema que nos atañe en esta tarde de domingo agobiante. En las letras más pequeñas que acompañan las ya pequeñas letras de los temas incluidas en el librillo que acompaña Velocidad de crucero, se aclara que el tema fue hecho en honor de un amigo que, cada vez que acertaba con el azar, celebraba al grito de "justicia poética". Y esas letras pequeñas también confiesan que pretendía sonar como una mezcla entre Velvet Underground y Os Mutantes. "Vaya tontería" apostrofa el redactor de esas liner notes mínimas, pero desde aquí celebramos el comentario como un gol, porque confirma la idea que inauguró este texto: más Música Cretina, imposible. Asi que acá está el tema que les alegrará lo que queda del domingo, y quien te dice, también este fin de semana extendido. Usenló con cuidado, se les puede meter en la cabeza, y hacerlos absurdamente felices durante el resto de sus vidas. Y lo mismo puedo decir del Música Cretina completo. Es domingo, tienen tiempo, hagan play y siéntense a esperar la Justica poética. Después me cuentan si valió o no la pena.

viernes, 10 de febrero de 2017

Carmen Sandiego, "Eructo de Semen"


Yo me acuerdo de un toque en una plaza/ De vos gritando sobre un escenario precario

El jukebox de mi cabeza es el que me viene dictando estos post del último Música Cretina. De hecho, y como les dije antes, si efectivamente hay un nuevo no-programa es porque empecé a no poder dejar de cantar ciertos temas. Es lo que me pasa con este temazo del nuevo disco de los uruguayos Carmen Sandiego, Mapas Anatómicos. Cuando salio, a finales de diciembre, pasó por casa Ernesto Tabárez, una suerte de infalible anticipador de fanatismos, que me preguntó: "¿Escuchaste el último de Carmen Sandiego? Tiene un tema increíble, pero nunca lo van a pasar por radio, por el título que tiene". Por entonces corría --como todos-- detrás del fin de año cual conejo de Alicia, y no le pude prestar la debida atención, salvo a un título que, efectivamente, me pareció un contundente antídoto contra la posible difusión del tema: Eructo de semen. Aún cuando el primer verso lo explique todo: Tu banda se llamaba “Eructo de Semen”/ y sonaba a lo que se suena con ese nombre. Lentamente, como la gota que horada la piedra, empecé a meterme, verso a verso, estrofa a estrofa, en un tema que resultó ser un temazo emocionante, que termina arrastrándome al mismo lugar donde me deja Avalon en Larravide, épica indie rocker que cierra del disco anterior de Carmen Sandiego, Ciudad dormitorio (2013). El recuerdo que me acompaña en mis epifanias con los temas épicos de los Sandiego son casi videos en sí mismos: si aquel me recuerdo escuchándolo emocionado, caminando de noche un fin de año por la playa de Punta Colorada, en Uruguay; este me acompañó repitiéndose una y otra vez en mi cabeza --sin necesidad de artefactos electrónicos-- mientras pedaleaba ida y vuelta al trabajo durante toda esta semana. Hay algo en estas dos magdalenas musicales que encapsulan la esencia del poder del rock aplicado a nuestras vidas cotidianas; ponen en palabras, exhiben ante un juez imaginario las pruebas de que la música que escuchamos mejora nuestras vidas, o al menos la narrativa de nuestros recuerdos. Cada vez que escucho a Flavio cantar eso de que Esos chicos con botellas en sus manos/ no importa lo rápido que estés tocando/ ellos se mueven en cámara lenta/ se golpean en cámara lenta, lo entiendo todo, pero todo todo, eh. Y lo olvido inmediatamente después de que termina el tema, por eso quiero escucharlo otra vez. Y otra. Y otra. Y lo canto y lo canto, o ni eso, simplemente lo tarareo o lo silbo mientras pedaleo, para extender una epifanía musical que logra suspender la permanente incertidumbre del día a día. Y hay algo más en la letra, porque no sólo encapsula ese conocimiento, sino tambien la aceptación de lo efímero del mismo. Su parcialidad. Su cuartito cerrado, su engaño personal y --a veces-- colectivo. Su realidad solo como recuerdo de otro tiempo, que incluso tal vez nunca estuvo ahi. Prefiero el recuerdo de guitarras tronando en el verano, canta Flavio, y es imposible no estar de acuerdo con el, no entender todo lo que dice y sus implicancias, sentir el verano en la piel y tambien el recuerdo en la cabeza o el corazon, si es que es ahí donde se recuerda. Y me detengo acá, porque necesito hacer otra vez play. Pensar en un escenario precario, armado en una tarde de verano. Recordar guitarras tormentosas y platillos golpeando.

martes, 7 de febrero de 2017

Flo Morrissey and Matthew E. White, "Look at what the light did now" (Little Wings)


Buen día día, Buenos días martes, buenos días Cretinos. El otoño que se nos metió en medio de este extraño verano apocaliptico que nos toca puede tanto acapullarte entre las sábanas como llenarte de energía. En mi caso es evidente que sucedió esto último, y ya tenemos un nuevo no-programa listo para disfrutar. Arranca así, con este cover de la inglesita Flo Morrissey con el country freak Matthew E. White, que tienen un disco juntos, todo de versiones. El disco se llama Gentlewoman, Ruby men, y el título de la canción, que abre tanto el disco como el flamante no-programa que inaugura un febrero cretino, es algo así como "Mirá lo que la luz hizo ahora", una canción tan contagiosa que olviden todo lo que dije de este falso otoño estival y el capullo o las ganas y todo lo demás: escuchar este tema y empezar a tararearlo una y otra vez fue lo que me hizo ponerme a armar un nuevo no-programa. Pasen y vean, que esta es apenas la punta del ovillo. Hay Música Cretina para todos.

viernes, 3 de febrero de 2017

Música Cretina 2017 #1

ESTO NO ES UN PROGRAMA

18-1-2017

Lado A

"Mi cabeza cae hacia atrás/ y las paredes se derrumban"

1.- Mark Lanegan, I'll take care of you (Brook Benton)
2.- Andrés Calamaro, Rock y juventud
3.- The Cure, A strange day
4.- Innerzone Orchestra, People make the world go round (The Stylistics)
5.- Adrián Abonizio, Ay labiu
6.- Danny Cohen, Motel sex

Lado B

"Hace tiempo que no leo ni veo nada/ porque me ofende que todo esté tan mal"

7.- Moonshake, City poison
8.- Jaime Roos, Turbación
9.- Mary Margaret O'Hara, Year in song
10.- Magazine, A song from under the floorboards
11.- Charly García, Bancate ese defecto
12.- Pete Townshend and Ronnie Lane, Misunderstood
13.- Moris, Nada a nadie