sábado, 12 de marzo de 2016

Patricio Rey y Sus Redonditos de Ricota, "Rodando"


Rodando, mi amor elige el lugar/ rodando, para estallar

Alguna vez yo también fui un redondito, redondito de ricota. Lo sigo siendo, por supuesto. Pero si digo que alguna vez lo fui, si la afirmación es en pasado, es porque estoy escribiendo esto desde mi casa, y no viajando hacia Tandil, donde esta noche el Indio Solari volverá a oficiar su particular misa rockera, y no me puedo hacer el desentendido. Ya vi un par de fotos de amigos en las redes sociales, retratándose manejando hacia el recital, así que desde acá no estoy capacitado para sacar chapa de nada. Es mas, la única vez que me sumé al exodo ricotero fue para uno de los primeros, cuando los Redondos tocaron en el Anfitetatro de Villa María, Córdoba. Busco en internet y confirmo que fue hace ya mucho tiempo, lo que coincide con mis añejados recuerdos, que incluyen desorden organizativo para entrar, sonido que iba y venía con el viento, y el Vikingo confesando a la mañana siguiente lo cerca que estuvo todo de convertirse en una catástrofe, una constante en los shows del grupo por aquellos tiempos. "Hay un dios ricotero que vela por nosotros", decía el memorable Vikingo mientras compartíamos el desayuno en grupo antes de volver a casa. Por los relatos de sus viajes detrás del Indio que le escuché contar en el último tiempo a un entusiasta Matías Colombatti, al que agradezco haber conocido en Diario del Futuro, parece que las cosas no han cambiado mucho desde entonces. Lo que nunca cambió es la sensación de estar presenciando algo único, trascendental, ante los shows de los Redondos allá lejos y hace tiempo, y ahora del Indio y también --a su manera-- de Skay. Yo no recuerdo haber utilizado nunca la palabra misa para referirme al hecho de ir a ver un show de los Redondos en la época que debo haber ido a verlos casi todos, entre Oktubre y ¡Bang! ¡Bang! Estás liquidado, pero la leí muchas veces en notas de aquellos primeros tiempos en que todavía el grupo era el mimado de los periodistas. De esa época es este tema, uno de los que quedaron inéditos de la época de Oktubre, con música de Tito Fargo y letra del Indio. Recuerdo haberlo escuchado un par de veces en vivo, y con eso alcanzó para que quedase felizmente atrapado en mi cabeza desde entonces. Uno de esas veces --¿habrá sido el día que lo estrenaron?-- fue en un show que dieron en un local extraño, ubicado en una de las galerías de la Av. Corrientes, en la cuadra del Opera. O al menos ese es mi recuerdo, que cada vez que lo recupero me aparece como imposible. ¿Ver a los Redondos tocar en un local de esas galerías? ¿De donde sale ese recuerdo? ¿Había un lugar donde tocar por esa zona? La memoria es un territorio muy extraño, y de ahí es donde sale un temazo como Rodando, al que cuando logré rescatar en alguna grabación en vivo pirateada por ahi, se me apareció intacto y completo en el recuerdo, y me descubrí capaz de cantar la letra completa, como cuando iba a ver orgullosísimo a los Redondos, siempre solo, porque ninguno de mis conocidos hubiese querido ir a verlos, y porque la gente con la que los veia me los encontraba siempre dentro del recital, nunca afuera. En este sabado soleado y un poco fresco, deliciosamente otoñal, escuchar Rodando puede bien significar un merecido homenaje a esos amigos que estan viajando hacia Tandil, montados a un tren especial. Pero también es un delicioso viaje hacia la tierra del recuerdo, tanto, que cada vez que me detengo a escucharla de verdad --como cuando la puse en el Lado A del último Musica Cretina-- no puedo evitar la piel de pollo, cerrar el puño, cantar la letra. Salve Redondos, un abrazo querido Tito Fargo, aguante ricoteros de hoy y de siempre, habitantes de esa patria particular que son las letras del Indio y que se celebra en cada dia de recital.  

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