martes, 17 de marzo de 2015

Pescado Rabioso, "Madre-selva"


Madre-selva/ por el prado va

Uno de los mejores temas del reciente Raíz, el álbum triple en honor a Luis Alberto Spinetta con versiones folklóricas de sus temas, está a cargo de Laura Ros, que resume solita con su guitarra y bombo en poco más de dos minutos los casi ocho en los que se prolonga Madre-selva en su versión original, incluida en esa biblia perdida del rock nacional que es el doble de Pescado Rabioso. Sin embargo, a pesar de que es el tema con el que me quedé al repasar el triple, cuando lo volví a escuchar simplemente tuve ganas de regresar al original. Hay algo en el devenir hipnótico de esos acordes del órgano de Cutaia que parecen necesitar –o al menos eso me pasa a mí—el volumen, el tiempo y el cuelgue de la versión descubierta en ese Pescado 2 que supimos buscar infructuosamente durante mucho tiempo todos los que empezamos a repasar la obra de Spinetta con el regreso de la democracia. Porque los discos en aquel tiempo pre-internet y pre-reedición en CD, eran una heráldica. No los podías comprar, no estaban en las disquerías, así que la única forma de dar con ellos era heredarlos. Algún hermano mayor, algún primo, algún familiar de un amigo: alguien tenía que prestártelo o dejártelo escuchar. Para colmo, este Pescado presentaba un problema adicional: era doble, y cuando se lo empezó a reeditar ya se había dividido en dos. Perdió su tapa original, claro, y ni hablar del profuso libro lleno de dibujos, fotos y letras manuscritas que acompañaba la primera edición. Toda esa información brilló por su ausencia incluso en la primer reedición en compact. Así que con Pescado 2 siempre fuimos a ciegas, dando tumbos, cayendo en cada tema sin saber muy bien qué pasaba ahí. Había que meterse, machete en mano, a perderse en la selva de esos dieciocho temas. No se muy bien donde leí alguna vez que Spinetta abjuró luego de la oscuridad de algunos de los temas más largos de esa formación de Pescado que se le terminó yendo de las manos. Pero imagino que se refiere a temas como Sombra de la noche negra, que está firmado por Black Amaya. Porque no hay sombras en este Rock de la Selva Madre –así estaba bautizado en la contratapa del disco, pero en el profuso y manuscrito libro interno decía simplemente Madre-selva— sino infinitas luces que brillan y se multiplican en el sonido del Hammond de Cutaia. “Es un tema de símbolos”, escribía Spinetta en ese libro interno. “Muchas veces se habla de volver a la madre tierra. Creemos que la tierra es la madre de todos y la selva es la tierra paróxica, donde se acumulan las variedades más raras de la naturaleza. De la misma manera, el rock combina las infinitas músicas del pasado y el más allá”. Mas raro que un Pescado Rabioso, claramente, no hay. Y más frondoso que el rock de Pescado, tampoco. Machete en mano, ahí vamos, buscándolo en el Lado B del último no-programa, dejándolo sonar en este martes de un marzo luminoso, perdiéndonos en la Madre Selva, en la Música Cretina que supimos conseguir.  

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