jueves, 6 de junio de 2013

Ron Sexsmith, "Me myself & wine"

Estoy haciendo un brindis por mi tocadiscos/ mientras la música fantasmal llena las vigas del techo/ levantando el polvo y las telas de araña/ hasta que de pronto todo brilla/ Yo, yo mismo y el vino

Siempre me gustó Ron Sexsmith, ese pequeño cantautor canadiense con cara de niño triste y voz melancólica. Pero siempre soleado a pesar de esa melancolía. Como este mediodía de jueves. De lo que nunca me había dado cuenta, al menos hasta su último disco, es de lo parecido que suena a Paul McCartney. Al mejor Paul, por si hace falta aclarar. Mi discoteca revela que lo seguí asiduamente durante sus primeros discos, pero mi interés fue raleando, ya que de pronto la colección se termina. Más que falta de interés, supongo, el problema haya sido  la economía. Porque es a partir del 2000 que la colección se continúa virtualmente, ya que la pedagogía bestial del súbito fin del uno a uno hizo que todo fanático musical aprendiese de prepo eso del download. Lo cierto es que no le había vuelto a prestar verdadera atención a un disco del buen Ron hasta este admirable Forever Endeavour. La cara de niño sigue estando ahí, pero el ahora regordete Sexsmith ya no está cerca de serlo, y se nota. Pero cada vez que su voz aterciopelada asoma en el random de mi reproductor, me descubro asintiendo y pensando que ese nuevo tema es aún mejor que el anterior que apareció azarosamente. Pero éste es el que se ganó el podio, y por eso cierra el Lado B del no-programa de esta semana. Por eso, y por el Don’t cry for me, Argentina que asoma hacia el final en sus versos. Tampoco llores vos por nosotros, Ron.

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