lunes, 17 de diciembre de 2012

Coki & The Killer Burritos, "Yosequel"



Yo sé que el mundo te hace mal/ Pero... ¿a quién le hace bien?

Buenos días lunes. Buenos días cretinos. La operadora es cruel/ dice que marque bien. Desde hace años que me gusta Coki & The Killer Burritos. Ok, decir me gusta es poco, creo en realidad que César Debernardi es el gran rinoceronte blanco del rock argentino. El Moby Dick. El Piegrande. Ponele. Salvo en Rosario, claro, donde desde hace tiempo que es leyenda. Pero es que es inentendible que, en una tierra que se vanagloria de su periodismo de rock, de sus cronistas de música, de sus rastreadores de bestias musicales, que durante tanto tiempo las canciones, la música, los versos de Coki sean un disfrute sólo para conocedores, y muy conocedores, además. El hecho de que en su tierra natal sea profeta, debe explicar bastante las razones de ese desconocimiento. Coki ha salido poco y mal de su territorio. No ha tocado mucho, le interesan otras cosas. Como sobreviviente del rock de los 80, lo vio todo, y de cerca. Hay una cronista famosa por haberse metido en el camarín de Led Zeppelin en su mejor época (y sobrevivido a la faena), que supo decir que meterse en la jaula con los leones significa ser el primero en oler la mierda. Coki también lo olió todo de primera mano.
Como parte de Punto G tuvo los correspondientes raros peinados nuevos, tocó en el Chateau Rock donde se despidió Sumo, una de sus canciones aún es cantada por la hinchada de Rosario. (Fui testigo presencial de una ridícula polémica interminable que aún dispara el estribillo de Cae lenta entre rosarin@s que fueron testigos de los 80: la lluvia... ¿Cae lenta, como dice la letra de la canción? ¿O cae lento, como indican las reglas (!) gramaticales?). Alguna vez me atreví a decir que Coki era como un Páez que se quedó en ¡Ey!, y creo que tanto uno como otro deben haber barruntado retirarme el saludo. Pero aún hoy subscribo esa como la mejor explicación de la música de Coki ante un lego. (Con el problema de que cualquiera que crea de qué va la música de Paez sin haber entendido realmente de qué se trata, suponga que con un Fito alcanza y sobra). Lo cierto es que Coki después de su aventura por la jaula del rock tomó otros caminos. Si con Punto G sacó tres discos en menos de una década, como solista sacó la misma cantidad de discos en veinte años. Uno mejor que el otro, todos merecedores de podio, y aun hoy memorables. Cada vez que vuelvo a escucharlos, mi puño se cierra solo, y levanto el brazo, listo para cualquier batalla. Como suele suceder con el mejor rock. Pero a pesar de semejantes cualidades, aquellos discos siguen olvidados, fuera de la historia oficial, escondidos bajo la alfombra. Salvo en Rosario. Creo que ayer te vi/ bajabas por San Luis. Sólo es posible entender semejante verso bajando por San Luis, una calle que es el Once de Rosario. La calle más fea del mundo. Por allí bajamos en nuestra excursión por aquellos lares con Ana Fornaro, increíble catadora instantánea del rock, y por supuesto flamante fanática de Coki. Aquel fin de semana tuvimos el privilegio de verlo en acción, tocando en el Berlín, en una jornada acústica de las que últimamente es tan pródigo, donde sus temas y los de sus amigos y los de sus fanatismos se suceden maravillosamente. (¡Atención con los temas nuevos, quiero que ese nuevo disco exista ya mismo!) Si Berlín quedó chico, cuando a la semana lo traje a tocar en Buenos Aires, dentro del ciclo Martes de Poesía y Música, creo que no sumábamos diez entre todos los presentes. No importa, fue una de las mejores jornadas del ciclo. Ahí está el link de Ustream para constatarlo. Yosequel forma parte de Mi Parrillada, el primer disco solista de Coki. En el Musica Cretina de esta semana suena casi al comienzo del Lado B, buen cretino. Es mi tema ideal para empezar cualquier semana, cualquier año, cualquier noche, cualquier día. Me voy a bajar por San Luis, ya vuelvo.

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